Bienvenida

Un nuevo blog, llamado historias...

Tal vez leas de alguien que te he contado, tal ves leas tu historia. Algún punto donde tu historia se ha cruzado con la mía. Tal vez no sea como tu la recuerdes, ni como yo lo hago... el tiempo va borrando ciertos detalles, pero la esencia permanece.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Don papá y Doña mamá…




Me conocen desde antes de que naciera, a ellos se les ocurrió traer al mundo semejante belleza.  Afortunadamente no tienen que sentirse completamente culpables de la persona que soy... Pero si deben cargar con su dotación de culpa.
La realidad es que no me puedo quejar: me dieron (y me siguen dando) una buena vida: Nunca me faltó algo que llevarme a la boca, ni donde dormir, ni que ponerme, mucho menos zapatos (de niña, junto con el enorme moño que me ponía mi madre, tenía zapatitos que hiceran juego con cada moño, vestido y calcetas de niña caguengue).  Me dieron escuela, universidad (y espero que se rifen con un diplomado en política). 
Las cosas materiales van y vienen.  Antes y a la par, me dieron vida.  Me educaron, no solo con la temida chancla, si no con el corazón.  Me enseñaron de valores, de principios y moral.  Aprendí de religión y rezos. 
No hicieron el trabajo solos, siempre estuvieron mis tías y la escuela.  Sin duda, ellos forjaron buena parte de mí.  Si yo fuera una casa, ellos pusieron los cimientos y las primeras paredes.
Mencioné que no tengo muchos recuerdos de ellos jugando conmigo.  Pero si tengo otros recuerdos: mi papá me enseñó a andar en bicicleta en un parque cerca de mi casa en La Chona, me cai varias veces, pero el siempre estuvo ahí para levantarme, y lo sigue haciendo, cuando me caigo sé de cierto que estará su mano para apoyar la mía. Sabía que el sostenía el asiento de la bici, y eso me daba seguridad, hasta que lo soltó y pude hacerlo yo misma.  

Antes de mudarnos definitivamente, yo tendría 5 años. (intentando resolver el mentado complejo de edipa) mi papá, por el trabajo tenía que estár en León entre semana y solo lo veíamos los fines de semana.  No le gustaban los perros, pero se tuvo que acostumbrar.  Yo sé de cierto que mi madre le dijo: si no tenemos prro me voy de la casa.  En realidad no.  Pero es cuestión de ceder y convivir.  

Mi madre en su afán de verme bonita, me peinaba, vestía y calzaba como muñequita. Ella si jugaba con nosotros, con mis primas en el rancho.  O nos ponía a hacer cosas.  Si le daba lata me botaba con las tías y santo remedio.  Cuidaba que comiera, que durmiera, me bañara.  Me enfermaba mucho, siempre cuido de mí.  No se como me escuchaba que cuando me sentía mal ya estaba con medicina, o con el doctor.  

 Me educo bien, me enseño a pedir las cosas por favor y dar las gracias, a ser buena y decir la verdad, a tallarme atrás de las orejas.   Pero con su ejemplo he aprendido más: No cruzarse de brazos y esperar, ella nunca espera, siempre está haciendo algo, buscando lo mejor.  No se queda callada.  Tiene una forma poco sutil de decir las cosas. 

Es curioso, a veces siento que mi hermana quiere más a mi papá que yo y la culpa me invade.  Es solo una percepción mía, pero alguien me contó que es muy difícil para los padres dar cariño a los hijos, demostrarlo. Y que en principio, ser estricto y rígido es lo que saben hacer.  Pero es lo mejor, pero hacen lo mejor que pueden por nosotros.

 Sus palabras, consejos, enseñanzas y ejemplos han dado frutos. Tal vez no he sido la mejor persona, o la mejor hija, o la mejor estudiante, y distaré de serlo.   Sé de cierto que les molesta que no siga al pie de la letra lo que dicta la sociedad. 

Yo he visto han ido cambiando su forma de ver las cosas, los conozco. Reconozco actitudes, ideas, y manías suyos en mí.  Pero  también reconozco cambios que me han permitido sugerirles, cosas que han hecho más disfrutable esta relación.  Y que bueno… si miramos en retrospectiva, y no se hubiera tomado la desición de mudarnos de ciudad… dudo que hoy estuviera escribiendo. 
Siguen haciendo de todo por mí y por mi hermana.  Buscan lo mejor, nos apoyan aunque no entiendan nuestras aficiones.  Si, a veces somos necias, pero … somos un buen espejo de ustedes.  No somos una versión de ustedes al 100% pero si hemos heredado más que genes, defectos y virtudes.  
Me es muy curioso, como es muy cierto lo que ví en alguna de mis materias:  aunque sean hermanos, no son los mismos padres.  Lo que atraviesan, las situaciones, la experiencia es distinta con cada hijo.  Y se nota. 

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