Bienvenida

Un nuevo blog, llamado historias...

Tal vez leas de alguien que te he contado, tal ves leas tu historia. Algún punto donde tu historia se ha cruzado con la mía. Tal vez no sea como tu la recuerdes, ni como yo lo hago... el tiempo va borrando ciertos detalles, pero la esencia permanece.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Violencia de género

Se acaba un capítulo en mi vida que se llama "Violencia de género"  Tenía idea de que era, como se daba.  De lo que no tenía idea era de hasta donde había sido yo violentada.  Y ser consciente fue doloroso.  Tal vez es la parte más pesada, porque no había cortado los lazos y seguía jodiendo.

Vivir con la presión social, con el miedo al fracaso, con las manos atadas y la boca atragantada de palabras sin decir.  La piel del alma atiborrada de cicatrices, de caricias fallidas, de besos no deseados.

Ser mujer no es fácil.  Hay cargas sociales, estereotipos, que no necesariamente los queremos seguir, es enfrentarse a obstáculos casi transparentes, a otras mujeres que buscan perpetuar a la mujer sumisa, ingenua y agachona.  Ser una mujer plena no es necesariamente traer hijos al mundo. 

Dejar de temerle a la soledad. Dejar de cumplir esos papeles que pesan tanto que consumen energía que se podría utilizar en otras cosas.  Y sin embargo, ahí seguimos:  continuando los estándares para no caer en el ¿qué dirán?  sacrificando la felicidad y los sueños propios por seguir encajando en un modelo a seguir, en normas y pasos que deben cumplirse y como premio: una pseudo felicidad validada por los cannones sociales, un papel impuesto e irrefutable.

Creo que hay que armarse de valentía, de vale madrismo y fé en lo que se quiere.  Valentía para afrontar a los seres queridos que no estén a favor de lo que uno quiere, valemadrísmo para que se nos resbalen los malos comentarios y fé, que sea el combustible de nuestro motor.

Para mí ha sido un constante trabajo personal.  No sólo fue una lucha contra los valores instaurados en ciertas mujeres que toqué con el proyecto, sino confrontar las enseñanzas y la educación que recibí desde muy pequeña con una realidad distinta, que quiebra y me abre los ojos a una nueva perspectiva. 

Cómo resultado del ejercicio de vivir, he aprendido a resquebrajarme para volver a construirme, desechando esos trozos que ya no son necesarios en la vida, reestructurando las formas de relacionarme con el mundo, diseñandome con unos ojos más grandes que permitan ver más allá de las apariencias, una boca más pequeña para juzgar menos, oidos que puedan captar cada detalle y palabra.  Pero cada vez, el corazón se aisla más.  La parte blanda, colorida, suave y tierna se va achicando, se ve atrapada entre corazas que la protegen del mal, la protegen de las heridas.

Mis ojos han aprendido a desmenusar cada acto, cada anuncio, palabra, discurso, postura con la que entro en contacto.  No sé si vivo en una paranoia constante, o me siento atacada, o el motivo de mi miedo, o porque me acorazo tanto.

Simplemente quiero ser mujer, asumirme como tal, liberarme de lo impuesto y esperado, dejar fluir mis sueños, mis anhelos y mis metas.  Liberar las cargas que no son mías, los objetivos que no son míos. 


1 comentario:

  1. Como diría la canción: "Deja la vida volar". En un suspiro todo dolor puede apagarse, puede sublimarse y toda presión puede ceder en una carícia ecuánime. Asumirse es una apuesta que poca pérdida tiene pero la ganancia no es determinada. La valentía de quebrar la mente hasta poder reconstruirla es una labor diaria y tenaz. No tengas miedo a seguir, ya que volver, muchas veces, es dar pasos en falso.

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